La figura materna

Hablar de este tema dentro de una institución como casas hogar es complejo. La palabra madre, tiene un espacio importante dentro de instituciones de este tipo. Esta palabra puede traer consigo distintos significados y connotaciones, como: dolor, esperanza, tristeza, alegría, nostalgia, culpa, motivación, remordimiento, enojo o rencor. Las niñas, niños y adolescentes dentro de casas hogar presentan una ambigüedad de sentimientos en torno a esta palabra, puede representar miedo a perderla o miedo a regresar con ella. Ellas y ellos muestran una alianza inconsciente hacia sus familiares y sobre todo a la madre. En la mayoría de los casos, hubo una madre ausente, castigadora, negligente o irresponsable, pero las niñas, niños o adolescentes institucionalizados no se permiten demostrar sentimientos de enojo o rabia hacia ellas, al contrario, se genera una alianza de lealtad en la que idealizan a esta figura, y niegan o evitan hablar del daño recibido por parte de la figura materna.

La relación del niñx con su madre juega un papel importante en la estructuración psíquica. Esta relación comienza desde el deseo del hijx por parte de la madre, continua a lo largo de la g estación hasta el nacimiento. Freud (1923) señala que al principio de la vida el yo es cuerpo y percepción y que las identificaciones tempranas  con el primer objeto son cruciales para el desarrollo del psiquismo. Es decir, las expectativas e ideas que se colocan sobre el hijx. Decía Freud (1905) que la madre se constituye como el primer objeto de amor tanto para la niña como para el niño, debido a la dependencia infantil, es decir, al cuidado que la madre proporciona al niño durante los primeros años de su desarrollo. Al principio esta relación está
basada en la relación nutricia, en la lactancia, después a través de la excitación y la  satisfacción que obtiene el bebé de las caricias, besos, abrazos y arrullos. Freud señala que es mediante estas acciones que se instala la ligazón madre-hijo. La madre es la que enseña al niño a amar. Al respecto de la relación madre-bebé Winnicot (1960) señala que esta relación o vinculo amoroso, surge de la función nutricia pero también de la satisfacción de las necesidades psicológicas y emocionales del niño. Es esta relación la que da dirección hacia donde apuntan y se dirigen las relaciones de ese niño a futuro. Es decir, como establece los vínculos de ahora en adelante. Cuando la madre y el niño tienen complicaciones para establecer una relación surgen complicaciones, pero también se sientan las bases para otros problemas emocionales a lo largo del desarrollo. Así, la ausencia o el déficit de los cuidados maternos son factores generadores de angustia y sufrimiento en el niño.

Entonces, ¿qué sucede cuando la madre no está o no hay amor para lxs hijxs?. Es en este momento que las figuras como instituciones hacen su parte. La figura materna no es la madre literal, sino aquello que realiza las acciones que la madre propicia al hijo. Es decir, se necesita de una figura materna que lleve a cabo la maternidad. Es por esto la importancia de que las instituciones cuente con personal que se atreva y que desee ejercer las acciones de esta figura. Las instituciones deben cubrir esa parte que les ha faltado, por ejemplo ser ese objeto de amor, de alimentación, de contención, de protección, de aprendizaje, de enseñanza y de seguridad. El que se le pueda brindar de estas características a las niñas, niños y adolescentes en casas hogar es crucial, ya que si se les proporciona de esto durante esta etapa podrán redireccionar la manera en que se relacionan con los demás. Este tipo de conocimiento puede dar guía a cómo es que las instituciones pueden trabajar. No se trata de sustituir a la madre biológica, se trata de poder brindar de aquello que las madres se suponen deben brindar. En otras palabras, madre no es solo la que gesta sino la que proporciona una maternidad y que brinda de las herramientas que el niño o la niña necesitan para poder sentirse amados y de esta manera poder dar amor a la sociedad en la que habitan. El objetivo de esta información es que dentro de Dulce Refugio no solo se celebra a las madres biológicas sino también  aquellas personas que funcionan como estas figuras con los menores dentro de nuestra institución.

REFERENCIAS
Rangel, T. (2018). La relación madre-hijo. Psicopatología del desarrollo infantil.

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Hablar de este tema dentro de una institución como casas hogar es complejo. La palabra madre, tiene un espacio importante dentro de instituciones de este tipo. Esta palabra puede traer consigo distintos significados y connotaciones, como: dolor, esperanza, tristeza, alegría, nostalgia, culpa, motivación, remordimiento, enojo o rencor.

Celebrando Veintidós Años de Esperanza y Amor: Casa Hogar Dulce Refugio

Marcela Ortega, con una pasión inquebrantable y una dedicación sin límites, fundó Casa Hogar Dulce Refugio. Su propósito era claro: ofrecer un lugar de seguridad, amor y esperanza a aquellos niños que habían conocido el lado más oscuro de la vida.

Desde sus humildes comienzos, Casa Hogar Dulce Refugio se ha convertido en un faro de luz para más de dos mil quinientos niños que han cruzado sus puertas. Cada uno de estos niños, víctimas de maltrato y abandono, abuso físico, sexual e intelectual, encontró en este hogar un refugio donde sanar y reconstruir sus vidas. Aquí, no solo encontraron un techo, sino también el calor de una familia, la comprensión de amigos y la guía de mentores que han transformado su dolor en fuerza.

Marcela, con su liderazgo inspirador y su inagotable compromiso, ha tejido una red de apoyo que va más allá de los muros de la casa hogar. Su trabajo ha inspirado a voluntarios, profesionales y comunidades enteras a unirse en la misión de proteger y empoderar a los niños. Su dedicación durante estas dos décadas ha sido un testimonio de lo que puede lograrse cuando el amor y la compasión son los motores del cambio.

En este vigésimo segundo aniversario, celebramos no solo los años de existencia de Casa Hogar Dulce Refugio, sino también las vidas transformadas, los sueños renovados y las esperanzas restauradas.

Honramos a Marcela Ortega y a todos aquellos que han sido parte de este viaje, agradeciendo profundamente por cada acto de bondad, cada sonrisa compartida y cada vida salvada.

Casa Hogar Dulce Refugio es un recordatorio poderoso de que, incluso en los momentos más oscuros, siempre hay luz. Y esa luz, alimentada por el amor y la solidaridad, seguirá brillando por muchos años más, guiando a muchos otros niños hacia un futuro lleno de posibilidades